Mi nuevo libro: La Inflación, nuevamente con Editorial EDICON, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Mi segundo libro: Cómo sobrevivir en una economía en crisis, Editorial EDICON, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
A continuación, la
introducción:
La historia económica argentina de las últimas décadas es una
historia de crisis económicas recurrentes, difícil de encontrar en otros
países. En especial, la crisis de 2001 y 2002 fue particularmente violenta,
acumulando cuatro años de recesión y una caída de casi el 20% en la actividad
económica, con una brusca devaluación que llegó a casi cuadruplicar el tipo de
cambio y una inflación que superó durante 2002 el 40% anual. Y fue una crisis
con un costo social enorme, que incluyó una tasa de desempleo por encima del
20%, una tasa de pobreza por encima del 50%, y protestas sociales que dejaron
varias decenas de muertos.
Pero también es una historia de personas que no se dejan vencer por
la adversidad, por las dificultades, por la desazón y el miedo, y siguen para
adelante, tratando de salvar sus empresas, intentando aprovechar oportunidades,
aprender y crecer. Y estas experiencias de desafío a la adversidad pueden ser
particularmente inspiradoras y motivadoras en todos aquellos lugares donde
distintas crisis económicas estén haciendo estragos.
Este libro es producto de la firme convicción de que la dolorosa
experiencia que tenemos los argentinos de vivir una crisis económica tras otra,
una y otra vez durante décadas, puede contribuir a que personas en distintos
lugares del mundo enfrenten las crisis económicas que les toque vivir de un
modo más productivo, convencidos de que las crisis no duran para siempre, y que
por lo tanto vale la pena esforzarse para salir de ellas fortalecidos, listos
para aprovechar oportunidades y recuperar el tiempo perdido.
Para ello, el primer capítulo, titulado ¿Por qué prestarle atención a la
economía argentina? Cuatro décadas de catástrofes económicas, muestra
de un modo simple el raro privilegio que tenemos los argentinos de vivir en una
de las economías más volátiles, cíclicas y propensas a crisis económicas del
mundo. Basta decir que Argentina ha pasado desde mediados del siglo XIX hasta
la actualidad el 27% del tiempo en años de crisis económicas, porcentaje que
sube a un increíble 80% entre 1977 y 1991, y que en las últimas cuatro décadas
ha pasado el 35% de los años con caídas en la actividad económica y el 75% de
los años con inflación mayor al 10% anual, dentro de los cuales se cuentan dos
violentas hiperinflaciones.
El capítulo 2, titulado La gran crisis argentina de 2001 y 2002,
relata de una manera muy sintética los principales episodios y medidas de
política económica que se dieron a lo largo de esa crisis, no con el sentido de
realizar un análisis exhaustivo de la misma, sino con el objetivo de introducir
a un lector tal vez poco familiarizado con la economía argentina en el clima de
caos económico y social que se vivió durante aquella época, para que esté en
mejores condiciones de comprender el contexto en el cual muchos argentinos
buscaron y encontraron salidas a la crisis.
El capítulo 3, titulado Hay
vida en las crisis: emprendedores que encuentran el rumbo, introduce las
historias de diez emprendedores y empresarios argentinos cuyas experiencias son
relatadas en los capítulos siguientes, de tal modo que el lector sepa con qué
historias se encontrará, y hasta pueda seleccionar qué experiencias leer y en
qué orden.
Los capítulos 4 al 13 presentan las historias de los diez
emprendedores y empresarios que compartieron sus experiencias sobre cómo
resistir crisis económicas (los casos de Juan Carlos Rabbat, Daniel Lempert,
Enrique “Pacho” Umbert, Jorge Riba y Emilio Etchegorry, en los capítulos 4 al
8) o cómo crear negocios en medio de crisis económicas (Sebastián Santiago, Horacio
Parga, José Picolotti, Pablo Verdenelli y Daniel Caselles, en los capítulos 9
al 13).
Finalmente, el capítulo 14, titulado Algunas lecciones para emprendedores en economías en crisis, sin
pretender brindar recetas para enfrentar crisis económicas ni teorizar acerca
del modo de hacerlo, ofrece una serie de lecciones que se desprenden de los
testimonios de los emprendedores y empresarios que generosamente compartieron
sus experiencias, como una muestra concreta de que las crisis económicas no
generan solo destrucción y sufrimiento, sino también oportunidades y
aprendizajes.
Mi primer libro: Macroeconomía para No Economistas, Editorial EDICON, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Aquí, un extracto del prólogo:
“Ojalá te toque vivir tiempos interesantes” reza una vieja maldición china. “Ojalá te toque vivir en una economía interesante” parece ser una versión especial de esa maldición, dirigida a los argentinos, que hemos tenido que vivir gran parte de nuestras vidas en el marco de una economía “interesante”.Al momento de escribir estas líneas tengo 37 años. En el transcurso de mi vida hubo 14 años de caída en la actividad económica, es decir, viví el 38% del tiempo en medio de recesiones. Un estadounidense con la misma edad, en cambio, vivió sólo 7 años con caída de la actividad económica (19% de los años de su vida). Pero, afortunadamente para mi coetáneo estadounidense, la máxima caída de la actividad económica que tuvo que vivir fue del 3.5% (en 2009, en medio de la peor crisis financiera en 80 años). Yo, en cambio, tuve que vivir caídas del 11% (en 2002, en medio de nuestra peor crisis económica en más de 100 años), y del 7% (en 1985 y 1989). Mi coetáneo estadounidense nunca vivió recesiones de más de dos años; yo en cambio tuve que vivir una recesión de tres años (de 1988 a 1990) y otra de cuatro años (de 1998 a 2002). Claro que también viví fuertes expansiones, como la del 11% en 1991, o las del 9%, o casi, de 2003 a 2007. Mi coetáneo norteamericano nunca vivió una expansión de más del 7%.Sin dudas, los números anteriores muestran que la economía que yo tuve que vivir ha sido más “interesante” que la de mi coetáneo norteamericano. Pero hay otros elementos que la hacen enormemente más “interesante”. Este último vivió sólo 3 años con inflación mayor al 10% (1974, 1979 y 1980), ningún año con inflación mayor al 12% y ningún año con deflación, esto es, con caída de precios. Yo en cambio, por ser argentino, viví nada menos que 26 años con inflación mayor al 10%, lo que implica un nada despreciable 70% de mi vida. Y de estos 26 años, 14 fueron con inflación mayor al 100% anual, de los cuales 2 fueron con hiperinflación (las hiperinflaciones del 4,900% en 1989 y del 1,300% en 1990). Viví también tres años con deflación (1999, 2000 y 2001). Esto sí que es una economía “interesante”.Esta situación no es exclusiva de mi generación. Mi padre, en sus 65 años, vivió el 71% de su tiempo con inflación mayor al 10% anual. Y mis abuelos tampoco vivieron una economía aburrida. Según una investigación de los economistas tucumanos Ana María Cerro y Osvaldo Meloni, en los 180 años que van de 1823 a 2002 inclusive, Argentina pasó el 27% del tiempo en crisis económicas. Si tanto yo, como mis padres y abuelos, hemos vivido permanentemente en una economía “interesante”, podemos desear que esto cambie a futuro, pero no sería muy racional esperar que esto ocurra. Más bien, tendríamos que acostumbrarnos a tomar las mejores decisiones posibles en este contexto tan volátil, para lo cual necesitamos saber bastante de economía, seguramente más de lo que necesitan saber quienes viven en economías menos “interesantes”.Pero esto implica un gran desafío para no economistas. A un contador o licenciado en administración, aún con cierta base de conocimientos de economía, seguramente se le hace complicado comprender todo lo que ocurre en nuestra economía, y más aún tratar de anticipar lo que puede ocurrir. Y es más complicado todavía para profesionales de otras disciplinas, sin base económica, como abogados, médicos o arquitectos, o para personas sin estudios universitarios, o sin siquiera estudios medios. Una solución podría ser que prestaran atención a lo que dicen y escriben los economistas pero, lamentablemente, creo que esto no es suficiente. Por algún motivo, en la mayoría de los economistas hay una tendencia a comunicar cuestiones económicas de un modo no apropiado para públicos no especializados.. . .Es parte de ese vacío el que pretende cubrir este libro. Macroeconomía para No Economistas es el producto de más de una década intentando que distintos públicos aprendan economía. Estudiantes de la carrera de economía, acostumbrados a estudiar modelos económicos en forma matemática, pero menos acostumbrados a reflexionar sobre cómo se utilizan esos modelos para comprender economías “de carne y hueso”. Estudiantes de otras carreras, a los que en general no les gustan mucho las asignaturas de economía, porque no saben que la economía es muy interesante, y no sólo gráficos y fórmulas matemáticas. Estudiantes de maestría en administración de empresas, que no necesitan saber cómo se resuelve matemáticamente un modelo económico, sino cómo pueden utilizar los conceptos y teorías económicas para analizar el entorno económico y tomar decisiones en sus organizaciones. Público en general, a través de conferencias y notas y entrevistas periodísticas en radio, televisión y medios gráficos, que quiere saber qué puede pasar con la economía, y no necesita modelos ni jerga económica.Este libro es también producto de la íntima convicción de que es posible transmitir conceptos y herramientas analíticas útiles para comprender la economía de manera rigurosa pero en lenguaje simple, sin jerga ni tecnicismos innecesarios, de un modo comprensible para cualquier persona, independientemente de su formación.Y fue tomando forma a medida que fueron decantando mis reflexiones acerca de los principales temas económicos relevantes para analizar la economía desde el punto de vista de alguien que vive en Argentina y tiene que tomar decisiones aquí (de negocios, de inversión, de consumo, laborales, de ahorro, entre otras), a partir de mis propios interrogantes e inquietudes, pero también a través de las preguntas que escucho de alumnos, periodistas y gente de todo tipo, interesada en reflexionar sobre qué puede ocurrir con la economía.A quienes les ha tocado la maldición de “vivir en una economía interesante” y quieran entender un poco más la economía, sin tener que hacerse economistas, va dirigido este libro.
Librerías en las cuales están disponibles Macroeconomía para No Economistas, Cómo sobrevivir en una economía en crisis y La Inflación:
Librería Quade. Bolivia 257. Nueva Córdoba. Tel. 351-4605479/4681089. www.quade.com.ar
Librerías Cuspide. www.cuspide.com
Librerías Yenny y El Ateneo. www.yenny.com
Consejo Profesional de Ciencias Económicas - Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Viamonte 1549 - Sede Central
Librería Quade. Bolivia 257. Nueva Córdoba. Tel. 351-4605479/4681089. www.quade.com.ar
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Librería del Profesional. Caseros 749. Local 14. Salta. Tel 0387 4313967 / 4211121
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